Esta historia tiene como protagonista a todo un campeón de la NBA, Antoine Walker. Un jugador que fue toda una estrella en la Liga, capaz de conseguir una fortuna y que por desgracia (y esto suele ocurrir más de lo deseado entre los jugadores norteamericanos) se quedó en bancarrota.
Antoine Walker o “Soldado
Universal” cómo le solía llamar el gran Andrés Montes, despuntó desde el día
que aterrizó en la NBA, llegando a salir elegido en el quinteto de Rookies del
año 1997. Walker, que fue elegido en la posición nº6 del Draft de 1996, formó
junto con Paul Pierce una de las mejores parejas de la competición durante los
7 años que estuvo en el equipo de Massachusetts. Aquella época fue su mejor
etapa en la competición, llegando a participar en 3 All Star, siendo incluso en
uno de ellos titular gracias a los votos del público. Como muestra, llegó a
promediar más de 20 puntos y 10 rebotes por partido, unos números de estrella
de primer nivel.
Tras ser traspasado a
Atlanta Hawks en el año 2004 y un posterior regreso a Boston, donde sus
prestaciones bajaron considerablemente, en el año 2006 recaló en Miami Heat. Un
equipo, que junto a Dwayne Wade y Shaquille O´Neal fue capaz de conseguir su
mayor logro cómo jugador de baloncesto, al conseguir ganar el anillo de
campeón, en ese mismo año.
Después de conseguir el título,
su carrera se difuminó cómo un azucarillo en equipos como Minnesota y Memphis. En
el año 2008 el jugador tras cerca de catorce temporadas y con 32 años, se
retiró de la práctica del baloncesto.
Se calcula que el jugador
despilfarró los cerca de 110 millones de dólares que consiguió en las
temporadas que estuvo jugando en la Liga. Y no sólo eso, sino que tuvo que
volver a las canchas de baloncesto, para poder subsistir jugando en un equipo
de la NBA D-League, una especie de segunda división de la Liga americana en las
filas de los Idaho Stampede. No era la primera vez que el jugador tenía que
volver a jugar, para poder seguir viviendo. En el año 2010 llegó a jugar una
serie de partidos en un equipo de la Liga puertorriqueña, llegando a ser
despedido por su bajo estado de forma.
El jugador tuvo que residir
en un pequeño apartamento en Idaho, cuando en la antigüedad dispuso de dos
mansiones en Chicago y Miami, coches de lujo, diamantes, abrigos de pieles,
etc. Pero dónde el jugador perdió gran parte de su fortuna, fue por su afición
a las apuestas en casinos. En una entrevista hace unos años llegó a confesar
que era capaz de apostar dos mil dólares en una sola mano de blackjack.
Por culpa de esos
excesos, en el año 2010 ya fue sentenciado a cinco años de libertad condicional
y a pagar todo el dinero que se le reclamaba, por una deuda contraída en tres
casinos de Las Vegas.
A tal punto llegó la
desesperación del jugador, qué a través de un prestamista, Walker vendió el
anillo de campeón de la NBA por veintiún mil quinientos dólares, para poder
hacer frente a las deudas que tenía contraídas.
Años más tarde y queriendo
ser de ayuda, Antoine dio charlas a jóvenes contando su historia de vida. Asesorándoles
y explicándoles de primera mano sus vivencias, Walker les ponía en aviso sobre los
problemas que puede acarrear una mala gestión del dinero.
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