lunes, 12 de octubre de 2015

José Manuel Calderón quiere recuperar la sonrisa en la Gran Manzana



Cómo en todo deporte de equipo que se precie, la fama, los focos, los minutos de televisión, se los suelen llevar las estrellas de éstos. Si hiciéramos el símil en la NBA, sin duda hablaríamos del denominado jugador franquicia. Un Lebron James, un Kobe Bryant, por poner un ejemplo. Un jugador de esa magnitud, hace soñar a cualquier equipo con conquistar el anillo de campeón. 

Ahora bien junto con estos jugadores, existen otro tipo de hombres indispensables.   Estas personas más silenciosas, que hacen un trabajo más sucio y que suelen tener siempre un rendimiento excelente. Esos jugadores que todo entrenador sueña con tener.

Uno de estos jugadores, sin lugar a dudas había sido hasta el año pasado, José Manuel Calderón. El base extremeño había cumplido a las mil maravillas tanto en sus equipos NBA (Raptors, Pistons y Mavericks), cómo en la Selección Nacional, hasta que le llegó la oportunidad de dirigir en pista a los New York Knicks. Un equipo emblemático, el primer proyecto de Phil Jackson cómo General Manager, parecían ser un regalo para el jugador español. Pero nada más lejos de la realidad, el curso anterior resultó ser un fracaso enorme para los de New York y en el que el de Villanueva de la Serena, disputó su temporada más oscura en la NBA.

Lesiones, rumores de traspaso no ayudaron en nada a un irregular José Manuel Calderón, que sólo disputó la mitad de partidos (42 partidos) de la temporada regular, con unas discretas estadísticas personales.
Recién cumplidos los 34 años comienza su segunda temporada al mando de los Knicks, con renacidas ilusiones según reflejan sus palabras: “Me estoy sintiendo muy cómodo, probablemente porque ya sé lo que los entrenadores quieren, cuáles son los sistemas, cómo es la gente, etc…”. 

Calderón será el hombre, que junto a Carmelo Anthony, las adquisiciones de Aaron Affalo y Robin López y la del Rookie Letón Kristaps Porzingis  deban guiar a los Knicks a mejorar la decepcionante temporada pasada, dicho de paso un reto que no debe ser nada complicado.

Tras diez temporadas en la NBA, “Mr. Catering” (tal y cómo le apodaba el añorado narrador Andrés Montes) debe recuperar la sonrisa que perdió hace tan sólo unos meses.  Si eso ocurre, los aficionados de la Gran Manzana disfrutarán mucho este año y los abucheos se dejaran de escuchar en el Madison Square Garden.

viernes, 18 de septiembre de 2015

La penúltima exhibición de un equipo de Leyenda



Con noches como la del pasado jueves, ¿quién no se puede enganchar al baloncesto?.  Esa pregunta me hacía hoy, pensando lo bonito y apasionante que puede llegar a ser este deporte. 

Lo sucedido en la ciudad francesa de Lille, es enorme, histórico, irrepetible… los calificativos a este equipo se me agotan. Lo cierto es que lo que pudimos ver pasará a los anales de la historia. El equipo Español volvió a llenar de felicidad y alegría los hogares españoles, quedándonos con la sensación de haber vivido algo muy grande. Ganar por 80 a 75 al anfitrión con 27.000 gargantas en contra será recordado durante mucho tiempo.

Tras pasar una resaca de baloncesto en toda regla, llega el momento de las reflexiones. Sí, las reflexiones, de cómo una Selección que pasó a octavos en el último segundo se ha convertido en  Finalista en el Europeo. 

Sin duda alguna, hay una palabra clave en todo este proyecto. Ésta no es otra que… Pau. Efectivamente, Pau Gasol. El pívot de los Chicago Bulls a sus 35 años dio toda una exhibición de juego y poderío, siendo más E.T. (cómo lo llamaba el gran Andrés Montes) que nunca. Un jugador que lo ha ganado todo y qué quizás viendo las bajas de este verano (Navarro, Ibaka, Marc, Calderón, Ricky…) hubiera optado por un merecido descanso, decidió aceptar el reto y echarse el equipo a la espalda en busca de la clasificación para los JJOO y por qué no, conseguir el oro en el Europeo.

Gasol, un jugador comprometido que tenía una espina clavada desde el pasado verano. Francia eliminaba a España prematuramente del Mundial que jugábamos en casa. Desde entonces Pau, se preparó para el partido de anoche y viendo sus estadísticas consiguió desquitarse del batacazo del año anterior. Sus 40 puntos (la mitad del equipo español), 11 rebotes, 3 tapones y 11 faltas recibidas resumen el recital de juego del de Sant Boi. 

Pero no sólo de Gasol ha vivido España. Al contrario del verano anterior, donde no faltó ninguna figura española, en este torneo el tener menos estrellas, ha hecho que los roles del equipo estén más definidos y el engranaje haya sido mejor.

De este hecho se han beneficiado jugadores cómo Sergio Rodríguez y Felipe Reyes. El chacho, que sin Calderón y Ricky, ha tenido la confianza de Scariolo, disputando más minutos y siendo importante. Su partido de ayer, con su magia, su descaro y determinación rescataron a España en distintas partes del partido.

Lo de Felipe merece un capítulo aparte. El pívot que tuvo un papel residual en el pasado Mundial, sin Ibaka y Marc, se ha erigido en el segundo jugador interior más importante. Su lucha, sus rebotes, sus canastas y su buen hacer en pista dieron un plus de garra necesario para resistir al gran juego interior francés. Que habría sido de su carrera, si el bueno de Felipe hubiera medido unos pocos centímetros más…

En esta Selección el núcleo del Madrid (actual campeón de Europa) ha sido vital. Si bien es cierto que la irregularidad en el tiro de Llull y las dolencias en su espalda de Rudy Fernández, no nos han dejado ver su mejor versión, esta dupla ha dado la cara en todo momento y no ha dejado de luchar por cada balón.

La irrupción de Pau Ribas, dando muestras de una gran madurez en cancha (demostrando que puede jugar en un grande cómo el Barcelona), el buen trabajo de Víctor Claver (por fin), jugando de tres aportando defensa y rebote y un Nicola Mirotic un poco blando en cancha y superado por momentos, pero que no ha dejado de intentarlo en ningún momento, han cerrado la rotación. Un equipo que ha subido el nivel defensivo a medida que pasaban los días de competición y en el que cada uno ha aportado su grano de arena.

San Emeterio, Willy y en menor medida Vives y Aguilar han cerrado una plantilla que luchará por conseguir el oro, oro más para una Selección Inolvidable.

Consigan o no el oro, lo vivido en estas Semifinales se quedará en nuestras retinas para siempre.

Petrovic: La leyenda del genio de Sibenik



“Si creo que debo encestar 1.000 veces antes de un partido importante, lo hago y nadie me lo va a impedir”.  Claro, contundente, con un poco de soberbia. Estas palabras resumen perfectamente la forma de vivir el baloncesto de Drazen Petrovic,  uno de los mejores jugadores que ha dado Europa en toda su historia.

Drazen (el año pasado se cumplieron 50 años de su nacimiento) fue un jugador espectacular, capaz de ganarlo todo en Europa y ser uno de los primeros jugadores europeos que triunfó en la NBA.

Petrovic empezó a jugar al baloncesto, en el club de su ciudad natal hasta que Mirko Novosel lo reclutó para la Cibona de Zagreb. Allí comenzó a ganar títulos, destacando entre ellos dos Copas de Europa y una Recopa y empezó a hacerse un nombre en el baloncesto Europeo.

En 1988 ya era uno de los mejores jugadores de Europa y antes de dar el salto a la NBA, jugó una temporada en el Real Madrid, que aunque no consiguió ganar la Liga (la perdió con el Barcelona), si que fue capaz de ganar la Copa del Rey y una Recopa (en la que consiguió encestar 62 puntos). El duelo en la final entre él y el brasileño Oscar Shmidt Becerra pasará a los anales de la historia.

Tras ese año, en 1989 dio el saltó a la NBA pasando a formar parte de la plantilla de los Portland Trail Blazers, equipo que lo había elegido anteriormente en la tercera ronda del draft de 1986. Allí aunque su equipo llegó a jugar una final de la NBA, en 1990, el rol del escolta croata fue el de un jugador reserva, incomprendido por el entrenador que no le concedió los minutos que el jugador le pedía.

Después de esa temporada sus derechos fueron traspasados a los New Jersey Nets, donde aquí sí pudo demostrar su talento y convertirse en jugador franquicia y uno de los mejores jugadores de la Liga. El número 3 de los New Jersey Nets fue elegido en el Tercer Equipo Ideal de la NBA en el año 1993.

Pero cuando ya se había hecho respetar en la NBA y tenía cierto prestigio en la Liga, un 7 de Junio de 1993 el jugador tuvo un accidente con su coche (como el jugador del Real Madrid, Fernando Martin) y perdió la vida a la edad de 29 años, privándonos de lo que podrían haber sido los mejores años del escolta croata.
Magnífico tirador y buen pasador, entró a formar parte en el Hall of Fame de Baloncesto en el año 2002 y su camiseta fue retirada en los New Jersey Nets.

Fue de los primeros jugadores Europeos en triunfar en la NBA y enseñó el camino a jugadores europeos que dieron el salto como Radja o Kukoc o en años posteriores como Nowitzki y Gasol.

Con la Selección Yugoslava fue Campeón del Mundo, de Europa y consiguió la medalla de Plata en los JJOO de Seúl en 1988. Formó parte en esos años con un ramillete de jugadores excepcional: Divac, Paspalj, Kukoc, Radja, Vrankovic, Komazec…

Ya vistiendo la camiseta de la Selección Croata logró la medalla de plata en los JJOO de Barcelona 92 enfrentándose al Dream Team en la final.

En resumen un jugador excepcional, lástima que se fuera demasiado pronto.

jueves, 17 de septiembre de 2015

TYRONE BOGUES, UNA HORMIGA EN UN MUNDO DE GIGANTES



“Por ser alguien que cree en sí mismo y se conoce tuve la habilidad de jugar a un deporte como el baloncesto a pesar de que algunos consideren que en este juego sólo puedan jugar personas que midan sobre el 1.80, 2.10 o más”. Estas palabras salidas de su corazón, cargadas de reivindicación, las suscribe Tyrone Bogues, el jugador más bajo de estatura que haya jugado en la NBA en toda la historia de la competición y que este pasado mes de enero cumplió 50 años.
 Un jugador que con su trabajo y esfuerzo se ganó el respeto de la mejor liga de baloncesto y del mundo entero, llegando a ser el espejo para muchos jóvenes deseosos de jugar al baloncesto y que veían en su altura un obstáculo.
 Con tan sólo 1,59 metros y 62 Kilos, “Muggsy” cómo se le apodaba, fue capaz de demostrar durante 14 temporadas en la NBA en cuatro equipos diferentes (Washington Bullets, Charlotte Hornets, Golden State Warriors y Toronto Raptors), que la altura no lo es todo. Su fe en sus posibilidades hizo cambiar de opinión a los que a principios de su carrera lo iban a ver más cómo una atracción, que por sus cualidades para el baloncesto.
 Bogues antes de jugar en la NBA, se dio a conocer en España cuando aterrizó con la Selección de los E.E.U.U. para disputar el Mundobasket del año 86 y conseguir alzarse con la medalla de oro del Campeonato. Una de las imágenes del torneo se pudo ver en las semifinales ante la gran Selección Yugoslava, secando a Drazen Petrovic con una defensa asfixiante que hizo que Petrovic anotara tan sólo 12 puntos cuando en el resto de torneo promediaba 27 puntos.
 Tyrone en su primera temporada en la NBA con la camiseta de los Washington Bullets, compartió vestuario con el que por aquél entonces era el jugador más alto de la Liga con 2,31 m, Manute Bol. Este hecho le hizo conseguir una gran popularidad y ser portada de revistas.
 Pero donde Bogues consiguió realmente hacerse un hueco en la NBA, fue con la elástica de los Charlotte Hornets, equipo en el que estuvo 10 temporadas. Junto a Larry Johnson y Alonzo Mourning entre otros, llegó a ser uno de los equipos punteros y aspirante al anillo. En Charlotte estableció diferentes records: minutos jugados, robos de balón, asistencias totales y asistencias por partido, llegando a ser uno de los jugadores más queridos por su afición.
 Bogues con una gran visión de juego, un gran pasador y sobretodo un muy buen defensor, ya que su baja estatura hacía muy difícil la conducción del balón por parte del rival, consiguió promediar en toda su carrera en la NBA. 7,7 puntos, 7,6 asistencias y 1,5 robos de balón.